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¿Es bueno tomar complementos vitamínicos?

La vuelta de vacaciones y los cambios de estaciones siempre son épocas más complicadas en las que notamos que estamos necesitados de un extra de energía. Para éste y otros problemas de salud vinculados al sistema inmune y déficits alimentarios  vienen utilizándose desde antaño los complementos vitamínicos. En este artículo vamos a intentar dar algo de luz a la suplementación con dichos productos que tanta controversia genera.

¿Qué son los complementos vitamínicos?

Las vitaminas son sustancias esenciales para la vida de los seres humanos y para que el crecimiento y desarrollo de los mismos se produzca de forma normal. Éstas tienen que proceder obligatoriamente de la alimentación, ya que el organismo no es capaz de sintetizarlas y un aporte insuficiente de vitaminas en la dieta se asocia con la aparición de diversos problemas de salud.

Existen 13 vitaminas esenciales, las cuales podemos dividir en dos grupos clasificadas según su solubilidad. El primer grupo lo forman las vitaminas hidrosolubles, que no se almacenan en el organismo y su posible excedente es capaz de eliminarse a través de la orina, excepto la vitamina B12 que puede ser almacenada en el hígado durante años. En este grupo entran la vitamina C y todas las vitaminas del grupo B, excepto la B12. Es recomendable consumirlas habitualmente con el fin de evitar carencias.

Por otro lado, las vitaminas liposolubles son aquellas que pueden ser almacenadas en el tejido adiposo, el hígado y en la musculatura, y se absorben fácilmente en presencia de grasa alimentaria. Las vitaminas liposolubles son las vitaminas A, D, E y K. Un exceso de estas vitaminas puede generar problemas de salud y toxicidad a largo plazo.

Un aporte insuficiente de vitaminas en la dieta se asocia con la aparición de diversos problemas de salud.

Así pues, los complejos vitamínicos son formulaciones que están compuestos de diferentes vitaminas en cantidades que no superen la ingesta diaria recomendada. La formulación exacta dependerá del laboratorio y la deficiencia vitamínica a cubrir.

Suelen aconsejarse en casos de fatiga física y mental, refuerzo del sistema inmune, déficit vitamínico por dietas poco equilibradas o en momentos vitales como un embarazo o la lactancia en la que se necesita un aporte extra de vitaminas.

¿Para qué sirven las vitaminas?

Las vitaminas son parte esencial y estructural de nuestro organismo. Sin ellas, el correcto funcionamiento de nuestras funciones vitales se vería comprometido. Por ese motivo, el hecho de no consumir suficiente cantidad de legumbres, frutas, verduras o granos integrales, puede aumentar el riesgo de tener problemas de salud graves como cáncer, osteoporosis o enfermedades cardíacas.

Cada vitamina cumple una función dentro del organismo. Por ejemplo:

  • Las vitaminas del grupo B suelen formar parte de enzimas necesarias para el metabolismo de la energía, la producción de células nuevas, el metabolismo de proteínas o para producir ADN.
  • La vitamina C, también conocida como ácido ascórbico, es un potente antioxidante muy importante en el refuerzo del sistema inmune, que además influye en la absorción de hierro y en la formación de colágeno, y forma parte de una enzima implicada en el metabolismo de las proteínas.
  • La vitamina A (retinol), con su precursor (betacaroteno), es necesaria para mantener la piel y las membranas mucosas saludables y es muy importante para la visión, el sistema inmune y el crecimiento de huesos y dientes.
  • Vitamina D: Se ha estudiado mucho el papel de la vitamina D en el metabolismo del calcio y la salud ósea. Sin embargo, tiene muchas otras funciones fisiológicas importantes que no son tan conocidas. Los receptores de vitamina D se distribuyen ampliamente en el cuerpo, incluidos el colon, la próstata, la mama y el ovario, donde actúa para inhibir el crecimiento excesivo de células y tejidos y ayuda a que las células maduren normalmente. Cantidades adecuadas de Vitamina D, una vitamina esencial soluble en grasa, provienen de la exposición constante al sol y son difíciles de obtener de fuentes dietéticas. Las mujeres posmenopáusicas, las personas mayores y aquellas con malabsorción, exposición limitada al sol o ciertas enfermedades pueden necesitar un mayor aporte de Vitamina D.

En Valentia Biologics disponemos de complementos de Vitamina D3 de los laboratorios AMClinic, un producto NO GMO y libre de alérgenos comunes, metales pesados, pesticidas y BSE/TSE y con una potencia de 4000 UI.

  • Y por último, la vitamina K. Existen investigaciones recientes que indican que más allá del papel de la vitamina K en la coagulación sanguínea, salud ósea y función vascular, el papel de dicha vitamina es crucial en varias funciones importantes para el buen funcionamiento del organismo.

Desde Valentia  Biologics recomendamos la suplementación con Vitamina K2 de los laboratorios Klaire que proporciona vitamina K 2 natural, también conocida como menaquinona-7 (MK-7), que tiene la vida media más larga en el cuerpo en comparación con otras formas de vitamina K, lo que se traduce en una mayor actividad.

Además, este extracto de vitamina K2 se encuentra libre de proteína de soja, que conduce a una tolerancia máxima para aquellas personas que de alguna manera puedan ser sensibles a ésta.

¿De qué se componen las vitaminas?

Las vitaminas son sustancias orgánicas complejas que tienen diferentes estructuras moleculares y que son biológicamente activas, es decir, tienen capacidad para ejercer un efecto sobre el organismo.

Están consideradas como sustancias precursoras de las coenzimas, que son las sustancias encargadas de transportar grupos químicos entre las enzimas; lo que quiere decir que las vitaminas, con un cambio leve en su estructura, pasan a ser moléculas activas.

¿Qué complementos vitamínicos tomar en función de tus necesidades?

Generalmente, en los países desarrollados no se suelen encontrar  carencias nutricionales severas que puedan dar lugar a manifestaciones clínicas importantes. Lo que sí que es común es encontrar deficiencias vitamínicas que no “dan la cara” y que son más frecuentes en algunos grupos de población que en otros (niños, embarazadas, ancianos,…).

Por otra parte, el hábito de consumir alimentos refinados y procesados o la realización de dietas en las que se elimina la ingesta de alimentos con el fin de perder peso, supone un factor de riesgo en la aparición de deficiencias nutricionales, que desembocan en deficiencias vitamínicas. Esta es una de las situaciones en las que sería útil tomar un suplemento vitamínico con la finalidad de restaurar el adecuado estado nutricional.

Las vitaminas son parte esencial y estructural de nuestro organismo. Sin ellas, el correcto funcionamiento de nuestras funciones vitales se vería comprometido.

Vamos a señalar algunas carencias vitamínicas que podrían darse y que son habituales en algunos periodos vitales:

En la infancia

Durante el primer año de vida, a nivel general, con una alimentación adecuada el niño debería tener las cantidades vitamínicas suficientes para cubrir sus necesidades vitales. No obstante existe una excepción que es la vitamina D. En este caso, si un niño es alimentado con leche materna y la madre no tiene reservas suficientes de dicha vitamina y, además, el niño no recibe ningún tipo de exposición solar, es posible que sea necesario que deba recibir un suplemento de vitamina D en cantidades adecuadas a su edad.

A partir del año de vida y hasta la adolescencia, el niño puede pasar por diferentes etapas en las que el crecimiento y el apetito sean variables. En estos casos, si la dieta es equilibrada, no tiene porqué aparecer ningún tipo de deficiencia. No obstante, será el profesional de la salud el que después de haber comprobado la falta de alguna vitamina, recomiende la suplementación para evitar problemas futuros.

En la adolescencia

La adolescencia es el momento en el que el ser humano experimenta la mayor velocidad de crecimiento, por lo que hay un aumento de las necesidades nutricionales, que se verían satisfechas por una dieta equilibrada.

No obstante, hay que tener en cuenta que en esta etapa los adolescentes no tienden a tener una dieta saludable. Suelen caer en exceso de azúcares, grasas, precocinados y ultraprocesados, por lo que en estos casos podría ser necesaria la suplementación con unas u otras vitaminas en función de los alimentos que dejen de ingerir.

Durante el embarazo

El cuerpo de la madre sufre muchos cambios durante el embarazo. Algunos de éstos, como la subida repentina de la progesterona, provocan que algunas madres sufran vómitos o nauseas durante periodos de tiempo variables, aunque suelen centrarse en el primer trimestre. Esto puede influir en la alimentación y por lo tanto en su estado nutricional. Ante este hecho, muchos profesionales de la salud abogan por la creencia de que el cuerpo de la mujer se va a adaptar a la nueva situación modificando su capacidad para usar los nutrientes y proteger al niño. Y que, además, si la madre ha llevado una dieta equilibrada antes del embarazo y la continúa durante el mismo, no hace falta ningún tipo de suplementación vitamínica.

No obstante, durante la gestación hay requerimientos nutricionales que se encuentran aumentados. Uno de los ejemplos más significativos es el ácido fólico (Vitamina B9), cuya deficiencia puede provocar que no se produzca el cierre del tubo neural pudiéndose traducir en una espina bífida.

Además, la suplementación con Vitamina B12 debe realizarse en mujeres embarazadas que sean vegetarianas estrictas, que sean fumadoras o que hayan tomado anticonceptivos durante un periodo prolongado de tiempo.

También se aconseja aumentar el consumo de vitamina C durante el embarazo, ya que se relaciona unos niveles bajos de esta vitamina con problemas de preeclamsia o rotura prematura de bolsa.

En la lactancia

El periodo de lactancia es un momento en el que la madre puede sentirse más cansada por la falta de sueño y la dedicación al bebé. No obstante, por norma general, si la madre sigue una dieta adecuada las necesidades nutricionales se verán cubiertas con ella. En cualquier caso, la suplementación con vitaminas puede estar justificada cuando la madre es anémica, vegetariana, toma medicación para epilepsia o tiene algún problema de desnutrición.

Edades avanzadas

El envejecimiento conlleva un desgaste progresivo del organismo que se ve reflejado, entre otras cosas, en el menor aprovechamiento de los nutrientes debido a problemas de absorción, motores o secretores en el sistema digestivo. A esto se le añaden diferentes situaciones que van desde la falta de autonomía, soledad o toma de medicamentos que hacen que ni la alimentación sea la correcta ni la absorción de nutrientes sea la óptima.

Todo ello hace que la vejez sea una época en la que la desnutrición está bastante presente. Aún así, el empleo de complementos vitamínicos en nuestros mayores debe llevarse a cabo de manera individualizada, valorando qué nutrientes necesita cada persona en particular.

Por otra parte, también se podría requerir el aporte de suplementos vitamínicos en situaciones determinadas como:

  • Deportistas de élite.
  • Situaciones que requieran mayor esfuerzo intelectual en un momento dado.
  • Personas que estén tomando medicamentos de forma habitual o crónica.
  • Alcohólicos crónicos
  • Síndrome de mala absorción.
  • Enfermedades cardiovasculares.

En conclusión

las vitaminas son elementos importantes cuyos niveles es conveniente controlar. Lo ideal sería que estos niveles pudieran obtenerse de forma óptima mediante la alimentación y una vida saludable. Para las ocasiones en las que esto no es posible, es aconsejable reforzar con la toma de algún suplemento vitamínico específico que pueda cubrir esta merma, siempre bajo la valoración del profesional de la salud.

En este caso estaremos encantados de atenderles en nuestra web www.valentiabiologics.com, correo comercial@valentiabiologics.com  o desde el teléfono 963524617.

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