
Cómo mejorar la circulación sanguínea naturalmente
El papel del sistema circulatorio es vital para permitir al organismo funcionar con normalidad en el día a día. El transporte de la sangre permite repartir el oxígeno y los nutrientes a todos los órganos y tejidos, pero para poder hacerlo de manera eficiente la sangre debe circular de manera fluida.
Que el sistema circulatorio funcione con normalidad es esencial para cumplir con este objetivo, algo a lo que es posible contribuir con una ayuda adicional que sin duda será muy de agradecer.

Maneras de mejorar la circulación de la sangre
Podríamos definir como “circulación” el proceso mediante el cual el corazón bombea la sangre por todo el cuerpo, impulsándola a través de todas las ramificaciones del sistema circulatorio. Mejorar la circulación en piernas, brazos y tronco, así como en el resto del cuerpo, es posible para hacer que el sistema circulatorio cumpla con su función con normalidad, y hay formas de hacerlo de manera 100% natural.
Lo básico es mantener una alimentación equilibrada. Somos lo que comemos, y los alimentos que ingerimos día a día pueden definir la manera en la que la sangre fluye por las venas y arterias. Un paso esencial para saber cómo mejorar la circulación es retirar de la dieta las grasas saturadas, que pueden llegar a obstaculizar el paso de la sangre por las venas. La dieta mediterránea es una gran aliada para mantener una dieta equilibrada y eliminar las grasas perjudiciales para la salud.
Por ejemplo, la ingesta de pescado azul o de frutos secos naturales puede ser muy interesante para ayudar al cuerpo a que cuente con todo lo necesario para fomentar una correcta circulación de la sangre. Y tampoco hay que olvidar que, ante cualquier carencia detectada en este sentido, es posible recurrir a complementos alimenticios naturales para tratar de revertir la situación.
La actividad física moderada es otra de las grandes bazas para mejorar la circulación. Activar el cuerpo dentro de unos límites cómodos y normales permite activar el sistema circulatorio, manteniéndolo en funcionamiento y fomentando un buen estado de forma del corazón.
Entendemos por actividad física moderada aquella que no requiere de un gran esfuerzo para ser llevada a cabo, como trotar, caminar a un ritmo constante por periodos de entre 40 y 60 minutos. Caminar a un ritmo ligero de manera sostenida en el tiempo ayuda a mejorar la capacidad de dilatación de los vasos sanguíneos, lo que les permite funcionar mejor.
Además, si lo que buscas es saber cómo mejorar la circulación de las piernas en concreto, los ejercicios basados en el movimiento leve pero sostenido como el caminar pueden contribuir a mejorar las funciones del sistema circulatorio en las extremidades inferiores, lo cual puede ayudar también a evitar problemas futuros relacionados con la aparición de las arañas vasculares y venas varicosas, que pueden provocar dolor en las fases más avanzadas.
Los ejercicios de yoga son otro aliado inestimable para mejorar la circulación sanguínea de manera natural. Dado que es un ejercicio calificado como de “bajo impacto”, es fácil para quien nunca lo ha practicado y mantiene sus ventajas con el paso del tiempo. Es otro aspecto a tener en cuenta para todo aquel que quiera saber cómo mejorar la circulación sanguínea.
Otro punto importante: los niveles de hierro. Este mineral juega un papel esencial a la hora de hacer que la circulación sanguínea fluya con normalidad. La mejor forma de conseguirlo es mediante la introducción de alimentos ricos en hierro en tu dieta, como legumbres o espinacas, o bien a través de la inclusión de un complemento alimenticio que cuente con hierro entre sus ingredientes.

En qué fijarse a la hora de comprobar la salud del sistema circulatorio
Uno de los aspectos más claros que nos puede ayudar a chequear el estado en el que se encuentra nuestro sistema circulatorio es la presión arterial. Una presión arterial normal de un adulto en reposo no debe superar el umbral de los 120 milímetros de mercurio en el caso de la presión sistólica, y no más de 80 milímetros en la diastólica.
También se puede comprobar el estado de salud del sistema circulatorio echando un vistazo al corazón, a los nutrientes en sangre y al estado de los vasos sanguíneos.
Es importante llevar un control para saber en qué estado se encuentra nuestro sistema circulatorio. La sangre debe fluir con normalidad a través de las venas y arterias del cuerpo y es importante ponerle remedio si se detectan problemas que puedan suponer un peligro para la salud.
Es altamente recomendable, por otra parte, mantener una serie de hábitos saludables para fomentar el buen estado de forma del sistema circulatorio. Mantenidos en el tiempo, pueden llegar a ser capaces de aportar su granito de arena al estado del sistema circulatorio, que podrá llevar a cabo su función sin problemas.
En caso de dudas acerca del estado del mismo, se aconseja acudir a personal médico cualificado, que llevará a cabo todas las pruebas necesarias para comprobar cuál es el desempeño del sistema circulatorio, en qué cantidades se encuentran los distintos componentes en la sangre y de qué manera corregir los valores que se salgan fuera de los márgenes de normalidad, algo a lo que el propio personal médico puede contribuir mediante la designación de una serie de recomendaciones adaptadas a las circunstancias de cada persona.
Una presión arterial normal de un adulto en reposo no debe superar el umbral de los 120 milímetros de mercurio en el caso de la presión sistólica, y no más de 80 milímetros en la diastólica.
